Retos y oportunidades del turismo sostenible

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Ayer celebramos el TuriTalks “Retos y oportunidades del turismo sostenible”, junto con Jose Antonio Donaire Benito, Vicerrector de Comunicación y Relaciones Exteriores en Universidad de Girona, Antonio Bernabe, Director de Visit Valencia, Javier Blanco, Director y Presidente de Tourism & Innovation y Daniel Gutierrez, Director de proyectos en Diagnosis Cultural.

A lo largo de la sesión hablamos sobre las diferentes áreas que conforman la sostenibilidad en el turismo, sobre cómo la industria turística debe fomentar sus estrategias de recuperación en base al Turismo Sostenible, y dimos algún ejemplo público y privado donde la aplicación de estrategias de sostenibilidad ha generado un beneficio.

Retos y oportunidades del turismo sostenible

¿Qué es y qué aspectos implica el turismo sostenible?

Daniel Gutierrez responde: “El turismo sostenible puede tener muchas acepciones, y quiero compartir la que propone el manifiesto de Turismo Reset, y que marca cinco puntos que explican lo que debería ser el turismo sostenible.

  1. Que sea un movimiento catalizador del desarrollo socio económico.
  2. Debe garantizar las condiciones laborales dignas y de igualdad.
  3. Ser algo que favorezca la identidad cultural del territorio
  4. Se tiene que definir por una gobernanza propia y transparente.”

Javier Blanco aporta: “El término sostenibilidad se ha incrustado en cualquier ámbito de la actividad humana, incluido en el turismo, de una forma muy resistente, y se ha invocado este término de forma imprecisa y elástica. Da la sensación de que el turismo sostenible era un remedio mágico para reducir/eliminar cualquier impacto de los destinos y los productos, y además se ha adoptado como un factor de legitimación con la cultura dominante, pero sin un claro escrutinio público que evaluase nuestras acciones en este terreno. Este discurso además se ha hecho sin ningún reparo con modelos de crecimiento ilimitado, con concentraciones y masificación, con segregaciones de turistas en función del poder adquisitivo, etc. Por ello, yo creo que hay que redefinir el turismo sostenible de una forma más exigente y comprometida y útil. Daré dos aproximaciones a este concepto:

  1. Una tiene una perspectiva emocional: es el que quiere preservar nuestra identidad, las tradiciones, la cultura, nuestras comunidades, y que está inequívocamente al servicio de las comunidades locales.
  2. Otra tiene una connotación más sociológica, y es que el turismo sostenible es aquel que practican los adultos: Es un turismo que ha aprendió a renunciar a determinados hábitos y que sabe decidir libremente qué cosas no podemos hacer si queremos preservar nuestras identidades y nuestro planeta.”

Antonio Bernabé añade: “A veces cuando se piensa en turismo sostenible se piensa en destinos rurales y de naturaleza, pero abarca mucho más, y en el caso de una ciudad consiste en maximizar los beneficios que puede aportar el turismo en el plano social y económico a la , minimizando al máximo los impactos que puede generar, que pueden ser el ambiental y también los sociales. En ese turismo el primer beneficiario tiene que ser el propio residente, y ese turismo tiene que ir muy en armonía con los residentes, que tiene que contribuir a poner en valor de lo que es auténtico, singular e identitario desde el punto de vista de un territorio. También debe ser un turismo que ponga el acento en el talento, en un empleo digno, que es fundamental tenerlo presente”.

J.A. Donaire: “Hay dos maneras de definir sostenibilidad, y que marca la operatividad del concepto. Hay una visión de máximos: determina el umbral por debajo del cual todo es insostenible, en términos ambientales, sociales y culturales y que se hace mucho para lugares naturales, idílicos y de bajo impacto. Si seguimos un criterio de la sostenibilidad como meta, la inmensa mayoría del turismo es insostenible y lo será. Es una definición poca operativa, ya que alentamos a algo a lo cual no podemos aspirar en absoluto. Entonces hay otra oportunidad de considerar la sostenibilidad y es como un proceso: es una carrera que nunca se gana, pero en el que vamos a fijar metas a corto, medio y largo plazo, con indicadores concretos y en los que cualquier destino, puede desarrollar mecanismos que le lleven hacia un camino de sostenibilidad. Esta definición me parece más operativa y de mayor utilidad”.

El COVID-19 ha generado una mayor conciencia hacia un turismo diferente. ¿Qué rol deben jugar los diferentes agentes para aprovechar esta tendencia?

Javier Blanco responde: “Estamos en un momento en el que el turismo está colapsado y creo que con la COVID-19 nos ha hecho reflexionar en varios aspectos:

  1. Nos obliga a imaginar este nuevo mundo desde un mayor reconocimiento de la vulnerabilidad, interdependencia, la primacía de la acción colectiva y la contaminación.
  2. Cada individuo necesita tomar decisiones inmediatas e inaplazables para proteger su salud y que lo tiene que hacer desde el seno de la comunidad y de las instituciones que deben mitigar la amenaza.
  3. Nos brinda la oportunidad de reflexionar, antes de pulsar el botón de reiniciar, sobre qué decisiones debemos tomar para avanzar hacia ese proceso de avanzar hacia esa transformación de la actividad.

El rol que puede jugar cada agente son los siguientes:

  1. Los destinos deberían pensar quizás menos en la mera atracción de turistas como clientes que deben gastar más dinero, y tratarles como agentes comprometidos con la sostenibilidad del destino.
  2. Las empresas, deberían tomar la iniciativa de la integración de las necesidades sociales y ambientales con los objetivos principales de sus negocios.
  3. Los ciudadanos, deben ser seducidos masivamente y provocarles un cambio cultural en sus prácticas y hábitos sociales.
  4. Los turistas sí que tienen una mayor sensibilidad, pero las acciones y compromisos reales son todavía muy incipientes y la contribución real transformadora es mínima.

Es importante viajar en definitiva más despacio, sin tantos excesos y sin ansiedad. Quizás es el tiempo ahora tras la COVID-19, ahora que nos enfrentamos de nuevo al turismo de aprender a extraer felicidad y construir relatos positivos de estos elementos no tan nuevos y sí tan necesarios.

El sector turístico será uno de los que experimentará una más rápida. ¿Que pueden hacer los destinos para mitigar los impactos negativos ante ese repentino aumento del turismo?

J.A. Donaire comparte: “No será fácil, ya que después de dos años de confinamiento la reacción más natural es la de escapar, socializar y viajar, y los destinos van a tener problemas en poner diques de contención.

Todos los destinos que estaban llevando a cabo políticas más o menos rigurosas, van a tener muy difícil mantener un cierto relato de contención y ajuste porque hay una cierta necesidad tanto de oferta como de demanda.

La situación en los próximos dos años post COVID-19, no va a ser el mejor escenario para plantear determinados mensajes. Pero yo creo que, de alguna manera, todos intuimos que estamos al final de una era, y especialmente en términos medioambientales. Por ejemplo, la conciencia generacional es muy evidente, y van a ir subiendo cada vez más capas generacionales que van a ser extremadamente exigentes con umbrales ambientales, que no vamos a poder ignorar.

Es importante que las empresas sienten las bases ahora de un futuro más resistente, porque después de la ola de la pandemia, vendrá probablemente una segunda ola motivada por los desajustes ambientales. El turismo ya tiene una mala reputación previa a la Covid, y la seguirá teniendo, y aquellas empresas que sean más exigentes en este ámbito van a obtener sus frutos a medio plazo, pero es cierto que en 2023 la sostenibilidad estará acallada, y solo sugeriría pensar no solo a corto, sino a medio plazo en términos de turismo sostenible”.

Retos y oportunidades del turismo sostenible

Valencia es el primer destino a nivel mundial en certificar la huella de carbono. ¿Por qué lo habéis hecho?

Antonio Bernabé comparte: “Es un momento para ponerse las pilas. Ya llevamos años trabajando en el ámbito de la sostenibilidad y participando en diferentes proyectos europeos, con otros destinos, para reducir el consumo del agua, de energías, también para intentar establecer indicadores comunes para el cumplimiento de los objetivos sostenibles, y hemos adquirido una cierta experiencia, pero extender todo esto al conjunto de las empresas es una tarea bastante compleja, y necesitábamos además un elemento que fuera potente y que tuviera bastante capacidad de involucrar a las empresas porque le van a ver una utilidad clarísima.

Salió también la oportunidad de que contábamos con un socio local, que es Global Omnium, que tenía la decisión de poner en marcha un proyecto de descarbonización que ya han puesto en marcha en su empresa. Están desarrollando toda una tecnología para medir la huella de carbono, y han creado una etiqueta digital, que es una herramienta que se puede aplicar en cada establecimiento y gran equipamiento, para medir escrupulosamente esa huella de carbono y establecer mecanismos de reducción, de seguimiento y monitorización en tiempo real de toda esa huella.

En el momento en el que vivimos, en el que la lucha por el cambio climático se ha convertido en una prioridad para todos, y donde los gobiernos están asumiendo también compromisos de reducción de esa huella de carbono y donde las legislaciones, tanto en el ámbito europeo, nacional o autonómico están imponiendo ya medidas de estímulo y/o medidas fiscales para promover esa reducción de la huella de carbono, contar con esta herramienta en el destino y extenderla al conjunto de las empresas, es una manera de involucrarles en este proceso. Esta es una herramienta tangible que ayuda a medir, controlar y reducir su huella de carbono, y también ayuda a concienciar a los turistas haciéndoles saber cuál es su huella y cómo la pueden reducir, y esto ayuda a dar ese salto.

También hemos certificado la huella de carbono con la Aenor, y hemos desarrollado toda una serie de proyectos de extensión al conjunto del sector para aprovechar también la oportunidad que tienen los fondos europeos, y ahora el objetivo es implementarla”.

Turismo Sostenible en Valencia

¿Cómo se empieza a trabajar en el cambio y qué estrategias públicas y planificaciones se pueden hacer para que sea sostenible?

J.A. Donaire comenta: “Se necesitan en todos estos procesos un liderazgo. Es muy difícil actuar con un consenso colectivo, porque yo creo que la sociedad, aunque esté concienciada, existe una unanimidad etérea, es decir, queremos un turismo sostenible, peor cuando vamos a la letra pequeña, existen demasiadas diferencias entre uno y otro. Lo que sugiero es un liderazgo público y privado: un motor público que sea un ayuntamiento capaz de liderar un determinado proceso, y que esté acompañado de determinadas empresas que intenten remar en el mismo sentido. No se necesita una gran cantidad, pero sí un consenso, un pequeño núcleo que sea el motor de desarrollo.

Aquí lo que hay que tener claro es que el turismo sostenible no existe: primero, porque cualquier turista lleva consigo la mochila de los costes ambientales del desplazamiento, y son difíciles de compensar. Y segundo, que es muy difícil de combatir, es que cualquier turista, inevitablemente, tiene un nivel de consumo de agua, de generación de residuos, que están siempre por encima de la media local, entonces lo que podemos hacer es buscar mecanismos para reducir todos estos ingredientes. Los pasos a seguir son, primero, encontrar este núcleo, segundo es seguir el camino que ha iniciado Valencia, que es monitorizar, y tercero, audacia, y con esto nos referimos, políticas extremadamente osadas en gestión de residuos, o en abastecimiento de productos de kilometro cero”.

El Slow Tourism emerge como una opción apetecible para los turistas, y muchas destinaciones están apostando por este modelo ¿Qué es el Slow Tourism y cómo favorece el turismo sostenible?

Daniel Gutierrez responde: “El Slow Tourism es casi un modelo de vida, un modelo más pausado. En el turismo, deberíamos hablar de conceptos como la proximidad, un turismo cercano, que benefician directamente a la ciudadanía del territorio. También consiste en tomar consciencia de dónde estamos y con quién estamos compartiendo ese tiempo de ocio y libre que le destinamos a conocer un entorno. De igual modo es importante la coherencia, de que si hablamos de sostenibilidad, deberíamos de ser conscientes: los destinos que quieren ser slow deberían participar con coherencia en su territorio, conocerse bien, trabajar bien, ser consciente y trasladarla a los visitantes.

Otro aspecto es la tranquilidad, de disfrutar de los recursos, de su territorio y de su gente. Y algo asociado a la COVID-19 que ha puesto de manifiesto, es que mucha gente vuelve o reconoce la importancia de las zonas rurales, por qué se sienten con espacio y libertad. El turismo slow, es un segmento dentro del sostenible, es un espacio que no va a ser masificado y que te permite tener libertad de movimientos y distancia entre otras personas. Es un modelo también que nos permite trabajar cuatro elementos fundamentales en sostenibilidad: desestacionalizar, descentralizar, desestandarizar de cómo viajamos y cómo hacemos usos de los recursos de un territorio, y distribución de la riqueza.

También, quería mencionar un elemento fundamental del slow, que es la experiencia. No puede ser slow si el lugar no te está comunicando, si no te da un sentido y no te aporta un conocimiento. Esta era una tendencia que ya venía, pero que la COVID-19, ha puesto otra vez en la mirada de muchos turistas”.

¿Cómo va a tener que ser el turismo post COVID-19?

Javier Blanco comparte: “Se va a tener que profundizar, trabajar y ponerse compromisos. También será importante el liderazgo colectivo ante esta complejidad, entrelazar acciones, tareas, responsabilidades, hacer colaboración, profundizar en la cooperación de verdad y hacer proyectos ambiciosos, que se planteen cambios sistémicos. Que no sean proyectos aislados, si no que sirvan como motores para unir talento, imaginación, compromiso, etc. Y, de acuerdo con Dani, el slow tourism es algo cada vez más actual, y cuando llegue la ola de turismo, vamos a ver como algunos responsables de zonas de montaña y de interior apuntarán como los visitantes no cuidaban el entorno y la cierta masificación. Habrá que estudiarlo, ya que la vuelta al campo, la tranquilidad, no va a estar exenta de problemas, de nuevos retos y de que los propios actores locales y la planificación se imponga como una asignatura para ya, y este mismo momento.

Las bases van a tener que ser diferentes tras la COVID-19, y las tenemos que escribir entre todos. Esta tormenta va a pasar, pero las decisiones que ahora tomemos podrán cambiar nuestras vidas en los próximos años. Es la gran oportunidad de acelerar la transición hacia esa economía turística más robusta, más sostenible y con mejores empleos”.

Aquí te dejamos el Turitalks completo, donde también podrás aprender sobre turismo sostenible a través de las interesantes preguntas que dejaron los asistentes en el directo.

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