Ergofobia: Supera tus miedos laborales

El miedo es un problema que afecta normalmente a nuestra vida personal, pero también puede generarse o influir en nuestra vida profesional. En el trabajo, el miedo puede aparecer a raíz de situaciones que desconocemos sobre nuestro empleo, ante una situación que resulta una amenaza para nosotros o ante trastornos ajenos a la fobia al trabajo. Se trata de un miedo que resulta irracional y que puede generarse antes, durante o después de la jornada laboral, incluso si no se tiene un trabajo o se está buscando un nuevo empleo. Este miedo, llamado ergofobia, es muy desconocido para muchos y no debe pasar desapercibido para ningún profesional, ya que lamentablemente es más común de lo que se piensa.

Trabajar es una de las actividades esenciales para el ser humano, y hacerlo con salud debe ser fundamental.  Por ello, analizamos qué es la ergofobia, los síntomas, las causas y los ejemplos más comunes para que puedas superar tu miedo al trabajo.

¿Qué es la ergofobia?

La ergofobia, también conocida como fobia al trabajo o miedo al trabajo, es una enfermedad ya diagnosticada que nos paraliza e impide realizar nuestra actividad laboral con naturalidad.

Se trata de una ansiedad profunda que el individuo sufre al acudir a su puesto de trabajo y permanecer en él. No debe ser confundido con un momento puntual de angustia en el trabajo, ya que la ergofobia se caracteriza por ser un miedo a largo plazo, entre otros.

Las características principales que reúne la ergofobia son:

• Miedo desproporcionado: la persona presenta un miedo intenso y excesivo a su puesto de trabajo. Resulta una fobia irracional, y el mismo trabajador puede ser consciente de ello.
• Miedo incontrolable: la persona se ve incapaz de gestionar y controlar su miedo. Esto puede resultar muy peligroso, ya que puede llevar al trabajador a evitar tareas o proyectos y, consecuentemente, a perder su trabajo.
• Miedo persistente: Como comentábamos, el miedo debe ser persistente en el tiempo y normalmente será independiente de los factores externos que se le presenten al trabajador.

¿Cómo sé si tengo ergofobia?

La ergofobia aparece más comúnmente en personas nerviosas o ansiosas cuya personalidad les hace enfrentarse a las situaciones con temor o estrés.

Los síntomas que aparecen a las personas con ergofobia como respuesta a su puesto de trabajo son diversos. Por eso, estas reacciones las podemos dividir entre síntomas físicos, aquellos que afectan a su organismo, cognitivos, aquellos que involucran el pensamiento, y conductuales, aquellos que provoca un comportamiento (normalmente la huida o evitación del trabajo).

No obstante, los síntomas más comunes que podemos encontrarnos son:

• Aumento de la frecuencia cardíaca: Y un sinfín de síntomas físicos que pueden aparecer en consecuencia, como el aumento de la respiración, una sudoración excesiva o náuseas.
• Falta de atención y concentración: Los afectados pueden perder su capacidad de escucha y/o memoria, ya que su mente está enfocada a la negatividad de la situación.
• Inseguridad y culpabilidad: La persona se autoexige demasiado, siente constantemente que no está realizando un buen trabajo y se culpa por errores insignificantes.
• Comportamientos extraños: En este caso, el síntoma se refleja hacia el exterior. Por ejemplo, el trabajador se queda callado ante una pregunta o muestra rigidez en sus movimientos.

Ejemplos de ergofobia

Detectar el problema será el primer paso para perder el miedo al trabajo. Sea cual sea el miedo, debes saber que todos tienen solución. Sólo hace falta ser consciente de ello y comprenderlo. Desde Turijobs, analizamos algunos de los miedos más comunes para que tú mismo aprendas a gestionarlos:

• “No estoy preparado para este trabajo”: Focalízate en tus habilidades y no te infravalores. Si estás en este puesto de trabajo es porque reúnes las cualidades necesarias. Si no eres consciente de cuáles son, pregunta a tus compañeros cuáles son tus puntos fuertes y sácales partido.

• “Mis compañeros son mejores que yo”: Nadie es perfecto, y todos tenemos cualidades y defectos. Piensa que las personas que tienes idealizadas también tienen defectos y en éstos puede que tú seas la que destaques. No olvides que esto no es una competición, la clave está en complementar las fortalezas y capacidades de ambos para crear un buen equipo.

• “No voy a saber hablar en público”: Todos tenemos la capacidad de hablar en público, incluso las personas más tímidas son capaces de hacerlo. Sólo es cuestión de trabajarlo y, si lo necesitas, con ayuda. Con práctica, conseguirás tu objetivo.

• “No voy a llegar al objetivo”: Tener una cifra a la que llegar a fin de mes puede generar mucha presión, pero debes evitar que te afecte el miedo. Pon toda tu energía en realizar bien tu trabajo, pide ayuda cuando la necesites y no te obsesiones con los números. Verás como el objetivo llega solo.

• “Me van a echar del trabajo”: Uno de los mayores miedos de cualquier trabajador es la inestabilidad laboral. Para que no afecte a tu actividad profesional, vive el día a día, cumple con tus funciones laborales y demuestra el buen profesional que eres.

Y ahora, supera la ergofobia

Los miedos deben tratarse en la mayor brevedad posible, ya que aparte de causarte un intenso malestar o ansiedad, pueden afectar a tu vida personal y social a largo plazo. A continuación, te ofrecemos unos consejos para ayudarte a combatir estos miedos irracionales al trabajo:

• Aprende a relajarte: Los deportes de meditación y relajación, como el yoga, te ayudarán a enfrentarte a tus miedos, a quitarle importancia al trabajo y a calmar esa ansiedad que te atormenta. Apúntate a clases y mantén una rutina. Muy pronto notarás los resultados.

• Felicítate cada éxito: Todos hemos alcanzado éxitos a lo largo de nuestra vida. Felicítate por ellos y por los que vendrán. Mantener una actitud positiva en todo momento, buscando nuevos proyectos o nuevos retos que te gusten o que sepas que los alcanzarás con éxito hará que aumente tu autoestima, bajen tus miedos y encuentres la felicidad en el trabajo.

• No te recrimines los fallos: Todo el mundo comete errores, incluido tú. No te culpes ni centres tu atención en ellos. Piensa en la forma de afrontar los errores, qué podrías hacer y elabora un listado con posibles situaciones y soluciones. Sólo tendrás que acudir a esta lista cada vez que te invada el miedo por los fallos que has cometido.

• Ayuda psicológica: Si después de llevar a cabo los tres pasos anteriores no puedes afrontar tus miedos, solicita ayuda psicológica. Una persona especializada podrá guiarte en tu lucha contra el miedo y enseñarte técnicas y recursos específicos para que lo consigas. Las terapias más comunes son la terapia cognitivo-conductual y la terapia de desensibilización, también consideradas como las más eficaces.

Si no se tratan o se dejan perdurar en el tiempo, los miedos específicos pueden generalizarse o incluso afectar otros aspectos personales. Vergüenza, fatiga, mala calidad de vida o rechazo social son algunas de las consecuencias que podrían aflorar a lo largo del tiempo.

Por eso, cree en ti mismo, aprende a valorar tus capacidades y pierde el miedo al trabajo.